martes, 25 de septiembre de 2007

Matrimonio Gay en Colombia ¿Derecho bendito o profano?


Las parejas homosexuales en Colombia lidian hoy con una bomba controversial, cuya cuenta regresiva inició mucho antes de que la corte constitucional aceptara en febrero, un proyecto de ley que les garantiza derechos patrimoniales y seguridad social a este grupo discriminado por sectores moralistas y religiosos.

La legalización de la unión gay en el país ha sido punto de torque entre los apocalípticos que creen en la toxicidad de este grupo, y aquellos que encuentran en esto el reconocimiento socio cultural y jurídico de un sector, que no ha gozado plenamente de los derechos y garantías que reposan viles en la carta del 91.

La aceptación de este proyecto es apenas un logro para el gremio gay. Es un paso gigante que ha puesto en evidencia el racismo y exclusión que se vive en una patria amparada por una moral barata.

Si bien es cierto, la religión y cultura compartida han impuesto un modelo de sociedad ideal, regida por preceptos que determinan la estabilidad del sistema social, equilibrando libertades, privilegios y obligaciones. Dicho sistema subleva la guerra, exalta el amor. Por qué no concebir entonces que un par igual se enamore, que vivan felices a plenitud ¿Por qué oprimirlos? ¿Para qué impedir su felicidad? ¿Por qué tanta homofobia? ¿Acaso no somos todos semejantes constitucionalmente y ante los ojos de Dios?

En un país destacado por las libertades de expresión, culto, y libre desarrollo de la personalidad, todavía existe irónicamente una hegemonía cristiana -opositora ante la unión gay- de gran influencia moral y política, y cuya relación con el estado es similar a la de un matrimonio: contrato provechoso para ambas partes. El gobierno ignora a veces a su mujer con temas tan “triviales” como la guerra, y se reivindica con otros. A lo mejor un día de estos se separan con eso de sus disputas convenientes.

No soy defensora de los gay, ni tampoco opositora al cristianismo. Como católica creo que debería existir un consenso desde la religión para la aceptación de este grupo social, atendiendo a su gran influencia en las masas colombianas.

El estado de igual forma debería aceptar de una vez por todas el matrimonio gay, no como un cinismo, sino como el otorgamiento de un estatus con el objeto de permitir la constitución de uniones y familias homoparentales estables, y de eliminar toda forma de discriminación y prejuicio hacia los homosexuales.
Sin embargo, la última palabra la tiene la sociedad de antaño, esa que por tanto tiempo ha marginado al gremio gay; esa que los ha obligado a aglutinarse en espacios "underground" por falta de reconocimiento y que además ha conducido a algunos homosexuales a llevar una doble vida por temor al rechazo, siendo la causante indirecta de todos los tabúes y paradigmas que se tienen sobre el tema; que los gay son peligrosos, que la mayoría tiene SIDA, que viven en un planeta de drogas, entre otros mitos que sólo cesarán si la sociedad asimila, acepta o por lo menos se acostumbra a la convivencia con individuos alternos.

Mi único temor sobre el matrimonio gay va enfocado a la crianza y adopción de niños, paradigma asociado a la madre, no porque crea que la orientación sexual de los padres influya negativamente en los hijos, sino porque en Colombia aun se piensa que para proteger la familia heterosexual y reproductiva - que garantiza la supervivencia de nuestra especie-, es necesario desautorizar los derechos de este tipo de unidad familiar. Por lo tanto se da cabida a la censura y una vez más al círculo vicioso de la discriminación sexual.

Estoy completamente segura que los homosexuales pueden llegar a ser buenos esposos y buenos padres, sin embargo contemplo más lejana la segunda posibilidad.

La bomba está próxima a detonar. El estado ya cedió a la aceptación de la unión homosexual, ahora falta que establezca el matrimonio, bendito por Dios o no.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Video del mes

Desde hoy he decidido publicar la nueva sección "Video del mes" en conmemoración a todos los realizadores audiovisuales, los conceptos y las payasadas que se encuentran en la red. He aquí el primero. Se llama "Quién es Laura Bozzo" en alusión al programa más visto de la televisión latinoamericana en los años noventa, que me parece una falta de respeto, pero hombre, admitamos que divierte bastante.